Magistral concierto de Alejandro Fernández en Quito

Alejandro Fernández en pleno concierto en Quito. Fotografía de Eduardo Terán / El Comercio.

Alejandro Fernández en pleno concierto en Quito. Foto de Eduardo Terán / El Comercio.

Aunque han pasado algunos días, no quería dejar de hablar del concierto de Alejandro Fernández. Fue un show tremendo, que superó ampliamente las expectativas de todos los que repletamos el Coliseo General Rumiñahui. Estos son algunos detalles que me llamaron la atención.

Llegué al concierto de Alejandro Fernández como un fanático con algo de conocimiento sobre este artista, ni más ni menos. Pero cuando apareció en el escenario (una hora y media después de lo anunciado), el mexicano dejó ver que es mucho más completo de lo que pensaba y desparramó solvencia en cada una de sus canciones. De entrada, lo que asustó a todos fue el espectacular sonido. Sí, asustó, porque nadie esperaba un volumen tan alto para iniciar el concierto. Arrancó con la canción ‘Concavo y convexo‘, en una excelente versión del recordado tema de José José. Se escuchó perfecto hasta afuera del coliseo.

De ahí en adelante la faena fue asombrosa. La primera parte del show estuvo llena de canciones románticas, algunas no tan conocidas, otras nuevas y uno que otro éxito. Fue casi una hora y media bien puesta. Cuando terminó esta parte del repertorio, algunos aficionados empezaron a salir pensando que el concierto había terminado. Pero no, lo mejor estaba por venir.

Fernández trajo a su gira por Sudamérica 80 toneladas de estructura, 200 personas cargo del espectáculo y unas altas dosis de pasión. Eso fue lo que entregó en el escenario.

En una transición musical exquisita, Fernández abandonó la tarima para que aparezcan sus mariachis. Los ecuatorianos tenemos la idea de que los mariachis son unos cuantos ‘gorditos’ con la «guitarra grandota», un trompetista, un violinista y «un man que canta más o menos». Pero no, el ‘Potrillo’ mandó a la cancha a un Señor Mariachi que deleitó y puso a bailar a todos. Después de un alarde de virtuosismo interpretando rancheras, los músicos hicieron una calle de honor para recibir al hijo de Vicente Fernández, vestido de mariachi. ¡Un show!

Volvió para cantar lo mejor de lo mejor, las canciones que lo hicieron famoso. Revisando la discografía de Alejandro Fernández, hay una producción clave en su carrera, Orígenes (2001). Casi todas las canciones de ese disco fueron un éxito. Muchas de ellas sonaron la noche del 11 de marzo en Quito. Después de casi una hora de espectáculo entre el talentoso mexicano y su mariachi, la ovación fue cerrada.

Se apagaron las luces y algunos incrédulos aficionados, muchos la verdad, empezaron a salir del coliseo. Sin embargo, unos segundos después, a oscuras se escuchó: «…con todo respeto, cantaré las canciones de mi padre». Algunos se regresaron del parqueadero para ver lo mejor de la noche.

Alejandro interpretó las canciones que hicieron famoso a su padre. Con decir que hasta se mandó ‘Mujeres divinas’, tema tan berreado, pero que en la magistral voz del Potrillo sonó en su real magnitud. Fueron casi tres horas de concierto, algo muy poco usual en esta época donde los músicos prefieren cuidarse y hacerse los exquisitos. Además, casi tres horas de show, nada de andarse por las ramas. Casi tres horas cantando a todo pulmón, entregándose en cuerpo y alma.

Y los aficionados respondieron. Los quiteños (o los que vivimos aquí) somos fríos, preferimos ver los toros de lejos, sentados y cómodos. Esta vez no. Cerca de 25 mil personas aplaudieron, cantaron, bailaron, se quejaron de los organizadores por la demora, pidieron otra, corearon y ovacionaron a un Alejandro Fernández completo, en un gran momento de su carrera, con una voz impecable.

Fue la primera vez que veía al mexicano en vivo y tenía algunas expectativas. Pero repito que me sorprendió su calidad musical, su voz, su show y su entrega. La próxima vez ya no compraré general sino alguna localidad más cercana. Espero que las salvaguardias no apliquen a los músicos foráneos también.

Les dejo un video con algunas canciones del Potrillo en Ecuador.